El derby español era el plato fuerte de la jornada; un duelo de estilos, de dos equipos que buscan lo mismo aunque de maneras muy diferentes. Sus máximas figuras representan como ninguno a lo que es hoy día su club. Lionel Messi del Barcelona apela al perfil bajo, al buen fútbol y lujos aunque siempre a nivel conjunto, Cristiano Ronaldo del Real Madrid es sin dudas mucho más colosal, personal y excéntrico.
Bajo ese marco con una previa como nunca, se jugó el partido. El Barça que conoce el Camp Nou como nadie a su cancha, salió a hacer lo que más le convenía: apretar la salida del equipo blanco y a recuperar la pelota cerca del arco de Casillas. Una vez recuperada, volver hacia atrás y tocar la pelota hasta que alguna variante surja y llegue con facilidad al gol. El Real sufrió la presión de su rival tan adelante y por eso mostró algunas debilidades abajo con pases erróneos, salida poco clara y ni pensar en profundidad.
Con el conjunto blaugrana tan arriba, comenzaron a aparecer algunos huecos, en especial, por la espalda de Dani Alves que tan bien se proyecta y sorprende por la derecha pero que tiene un gran déficit para regresar. Puyol dos veces (una en la segunda mitad) le sacó el gustito al equipo merengue aunque la más clara la tuvo Cristiano Ronaldo que tras una gran jugada de Kaká, definió suave al medio con una gran reacción de Víctor Valdés que con el pie evitó la apertura del marcador.
La posesión del balón era casi plena del local, aunque los visitantes sabían que de contra se podían aprovechar de los espacios. Con un Iniesta títere del fútbol, Xavi más dedicado a la marca, algunos destellos de Messi eran las claves del Barça, Sergio Busquets y Thierry Henry que por diferentes motivos se fueron antes del partido no hicieron mucho pie en cancha.
Justamente la salida del francés le permitió a los dirigidos por Guardiola ponerse en ventaja tras un buen centro de Dani Alves y una volea de zurda al primer palo de Casillas que ejecutó Ibrahimovic, quien minutos atrás había reemplazado al 14.
Ni Benzema –tal vez si entraba antes- ni Raúl pudieron modificar la historia. El Ingeniero Pellegrini sacó de la cancha a Ronaldo en una muestra de carácter aunque avalado por la lesión que lo tuvo a maltraer durante casi un mes, también buscó aunque sea un gol con la salida de un defensor y adelantar el equipo. Los de Pep no cedieron el balón a pesar de la infantil expulsión de Busquets y la carga del rival. Messi se replegó por la izquierda, Yaya Touré le dio equilibrio al mediocampo y a base de eso aguantó lo que quedaba.
Con un Raúl retrasado, desordenado, sin ideas y con nervios, se acabó el partido para el merengue, tan solo hubo una expulsión de Diarra por doble amarilla y una última jugada de Messi que la quiso colocar y Casillas evitó el gol.
Y ahí se fue, Cristiano entre la gente que festejaba, entre esa multitud estaba con cara de contento aunque tímido, Messi. No falta mucho, se volverán a encontrar, se volverán a ver las caras y su próximo reto será el premio al mejor jugador del mundo.
Bajo ese marco con una previa como nunca, se jugó el partido. El Barça que conoce el Camp Nou como nadie a su cancha, salió a hacer lo que más le convenía: apretar la salida del equipo blanco y a recuperar la pelota cerca del arco de Casillas. Una vez recuperada, volver hacia atrás y tocar la pelota hasta que alguna variante surja y llegue con facilidad al gol. El Real sufrió la presión de su rival tan adelante y por eso mostró algunas debilidades abajo con pases erróneos, salida poco clara y ni pensar en profundidad.
Con el conjunto blaugrana tan arriba, comenzaron a aparecer algunos huecos, en especial, por la espalda de Dani Alves que tan bien se proyecta y sorprende por la derecha pero que tiene un gran déficit para regresar. Puyol dos veces (una en la segunda mitad) le sacó el gustito al equipo merengue aunque la más clara la tuvo Cristiano Ronaldo que tras una gran jugada de Kaká, definió suave al medio con una gran reacción de Víctor Valdés que con el pie evitó la apertura del marcador.
La posesión del balón era casi plena del local, aunque los visitantes sabían que de contra se podían aprovechar de los espacios. Con un Iniesta títere del fútbol, Xavi más dedicado a la marca, algunos destellos de Messi eran las claves del Barça, Sergio Busquets y Thierry Henry que por diferentes motivos se fueron antes del partido no hicieron mucho pie en cancha.
Justamente la salida del francés le permitió a los dirigidos por Guardiola ponerse en ventaja tras un buen centro de Dani Alves y una volea de zurda al primer palo de Casillas que ejecutó Ibrahimovic, quien minutos atrás había reemplazado al 14.
Ni Benzema –tal vez si entraba antes- ni Raúl pudieron modificar la historia. El Ingeniero Pellegrini sacó de la cancha a Ronaldo en una muestra de carácter aunque avalado por la lesión que lo tuvo a maltraer durante casi un mes, también buscó aunque sea un gol con la salida de un defensor y adelantar el equipo. Los de Pep no cedieron el balón a pesar de la infantil expulsión de Busquets y la carga del rival. Messi se replegó por la izquierda, Yaya Touré le dio equilibrio al mediocampo y a base de eso aguantó lo que quedaba.
Con un Raúl retrasado, desordenado, sin ideas y con nervios, se acabó el partido para el merengue, tan solo hubo una expulsión de Diarra por doble amarilla y una última jugada de Messi que la quiso colocar y Casillas evitó el gol.
Y ahí se fue, Cristiano entre la gente que festejaba, entre esa multitud estaba con cara de contento aunque tímido, Messi. No falta mucho, se volverán a encontrar, se volverán a ver las caras y su próximo reto será el premio al mejor jugador del mundo.
*Vinnare: ganador en idioma sueco
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