Continuamos buscando el enigma de por qué tanta popularidad del fútbol. Pasadas las primeras introducciones, la primera hipótesis es la utilización de la mano. (Extracto de un capítulo de Ramificaciones de Hernán Zucchi).
Continuación de Parte 1 y Parte 2
Viéndolo bien, juego al fin, se trata de algo convencional. Dos grupos de once jugadores se enfrentan en la cancha. Su misión consiste en impulsar la pelota hasta introducirla en la valla rival. Gana quien más veces logra ese objetivo (goal). Salvo la regla del off side, lo demás es simple. Se puede mover la pelota con cualquier parte del cuerpo salvo las manos (y los brazos). Sólo uno de los once jugadores puede hacerlo, pero únicamente adentro del área penal y hacíendola picar cada tantos pasos. Al parecer, en todo lo descripto no hay nada de misterioso, nada que nos revele el secreto de la popularidad.
Quizás podamos develar el enigma si comparamos al fútbol con los demás deportes. Preguntémonos qué es lo que tiene el fútbol que no tengan los otros juegos. Establecido un cotejo comprobamos que lo que distingue al fútbol de los otros es que tiene menos elementos que los otros. En efecto, la mayoría, sino todos los deportes se practican con las manos. O bien, las manos sin aditamientos, como la lucha, el rugby, el basket, el volley o bien las manos empleando utensilios. Así tenemos el tenis, el golf, el polo. El fútbol en cambio prohíbe el uso de las manos y los brzos. Frente a los otros juegos, el fútbol implica una carencia: la ausencia de manos. Las manos son tabú. Tal vez en esta carencia resida su secreto.
Veamos. Como se ha dicho, el hombre es hombre por la mano. Dijo un pensador: “la mano hizo al hombre”. En efecto, gracias a las técnicas y a las artes que se valen de las manos para la producción, el hombre se ha liberado de su naturaleza animal y ha constituido el mundo de la cultura. La cultura del hombre supone un ser dotado de manos. Si enumeramos todo lo que hace a través y por la mano, vemos que sólo resta muy poca cosa. La mano es el instrumento más preciado y valioso de que dispone el hombre.
Pero la mano, además, es un instrumento que permite el uso de otros instrumentos. Martillo, hacha, cuchillo, son algunos de estos instrumentos. Gracias a la mano se los puede emplear. “La mano es el instrumento de los instrumentos” dijo Aristóteles. El uso de instrumentos multiplica y afina el poder del hombre. La mano, al valerse de los instrumentos y utensilios, multiplica las posibilidades del hombre. Y las cosas son seres que “están a la mano” dijo Heidegger.
Continuación de Parte 1 y Parte 2
Viéndolo bien, juego al fin, se trata de algo convencional. Dos grupos de once jugadores se enfrentan en la cancha. Su misión consiste en impulsar la pelota hasta introducirla en la valla rival. Gana quien más veces logra ese objetivo (goal). Salvo la regla del off side, lo demás es simple. Se puede mover la pelota con cualquier parte del cuerpo salvo las manos (y los brazos). Sólo uno de los once jugadores puede hacerlo, pero únicamente adentro del área penal y hacíendola picar cada tantos pasos. Al parecer, en todo lo descripto no hay nada de misterioso, nada que nos revele el secreto de la popularidad.
Quizás podamos develar el enigma si comparamos al fútbol con los demás deportes. Preguntémonos qué es lo que tiene el fútbol que no tengan los otros juegos. Establecido un cotejo comprobamos que lo que distingue al fútbol de los otros es que tiene menos elementos que los otros. En efecto, la mayoría, sino todos los deportes se practican con las manos. O bien, las manos sin aditamientos, como la lucha, el rugby, el basket, el volley o bien las manos empleando utensilios. Así tenemos el tenis, el golf, el polo. El fútbol en cambio prohíbe el uso de las manos y los brzos. Frente a los otros juegos, el fútbol implica una carencia: la ausencia de manos. Las manos son tabú. Tal vez en esta carencia resida su secreto.
Veamos. Como se ha dicho, el hombre es hombre por la mano. Dijo un pensador: “la mano hizo al hombre”. En efecto, gracias a las técnicas y a las artes que se valen de las manos para la producción, el hombre se ha liberado de su naturaleza animal y ha constituido el mundo de la cultura. La cultura del hombre supone un ser dotado de manos. Si enumeramos todo lo que hace a través y por la mano, vemos que sólo resta muy poca cosa. La mano es el instrumento más preciado y valioso de que dispone el hombre.
Pero la mano, además, es un instrumento que permite el uso de otros instrumentos. Martillo, hacha, cuchillo, son algunos de estos instrumentos. Gracias a la mano se los puede emplear. “La mano es el instrumento de los instrumentos” dijo Aristóteles. El uso de instrumentos multiplica y afina el poder del hombre. La mano, al valerse de los instrumentos y utensilios, multiplica las posibilidades del hombre. Y las cosas son seres que “están a la mano” dijo Heidegger.
CONTINUARÁ...
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