Con la pelea entre Ortega y Desábato que derivó en un muy fuerte cruce que apareció en todos los medios y la visita –con derrota por 1-0- de Estudiantes a Brasil, se viene a la mente el famoso cruce del Chavo Desábato, cuando era jugador de Quilmes y por la Libertadores visitaba al San Pablo, donde se destacaba Grafite, un movedizo delantero que irá al Mundial defendiendo los colores de Brasil.
Era el año 2005, Quilmes estaba en Primera y tras una gran temporada anterior jugaba el torneo continental. En el cervecero estaban, entre otros, Matías Almeyda, Carlos Arano y Luis Rueda quien había marcado el gol del descuento en la derrota en el Morumbí.
Era el año 2005, Quilmes estaba en Primera y tras una gran temporada anterior jugaba el torneo continental. En el cervecero estaban, entre otros, Matías Almeyda, Carlos Arano y Luis Rueda quien había marcado el gol del descuento en la derrota en el Morumbí.
Desábato declaró que en la semana había escuchado que el número nueve le quería tirar bananas a los hinchas de Quilmes si les metía un gol porque en el partido de ida jugado en Buenos Aires no lo habían tratado bien, aunque de todas maneras, la relación con el defensor no llevaba problemas de antes, ya que según reconoció el actual defensor de Estudiantes, de hecho en el partido anterior habían cambiado las camisetas.
“le dije cagón, pero nunca negro de mierda, ni negrito, ni negro” declararon desde un lado, mientras que el representante del carioca opinó “lo había calificado de “negro de mierda”, “hijo de puta” y “macaquito”. El problema se volvió mayor, porque el racismo en Brasil es una causa de detención y así fue como, apenas terminado el partido, varios policías se acercaron al defensor y le preguntaron si era Desábato. El central respondió afirmativamente creyendo que iba al antidoping, pero los uniformados lo esposaron y se lo llevaron a una comisaría cercana. El delantero había hecho la denuncia un rato antes, ya que había salido de la cancha por expulsión.
La bronca de la derrota, sumado a este altercado, hizo complicadas las horas vividas por la delegación quilmeña. Ya se hablaba de complot y se sentían perseguidos. Después de cuarenta horas de estar preso en Brasil, finalmente el jugador pudo salir posteriormente a que el club pague una fianza (10.000 reales).
No fueron fáciles aquellas horas “me quedé en un calabozo de un metro y medio por tres, con barras de hierro. Me asusté mucho, cerraron la puerta y me quedé solo. No tenía ni un colchón ni dónde sentarme” declaró después en una entrevista a la televisión brasileña para aclarar el tema.
"Una hora después me dieron una silla y quedé 11 horas sentado. Me negué a trasladarme a otra comisaría y pedí hablar con mi abogado, pero me dijeron que no, me pusieron con las manos contra la pared y me esposaron a la fuerza. Me trasladaron a los empujones. Fue el peor momento. Me acordé de mi esposa embaraza, lloré mucho... Yo sólo les pedía que me trataran bien, no había matado ni robado ni herido a nadie" agregó en la misma entrevista mostrando su lado más dolorido. Además, no se arrepentía de nada porque aseguró en todo momento no haberlo insultado o discriminado.
Tiempo después se comprobó que había sido el secretario de Seguridad de San Pablo, Saulo Castro de Abreu, quién ordenó la detención pero gracias al cambio de carátula de “discriminación racial” se minimizó la cuestión. Hubo otros cruces, ya que Almeyda dijo que se aprovechaban porque era un equipo chico, Pontiroli que Grafite los habían insultado, un dirigente de Quilmes que se tuvo que ir de la cancha por las escupidas y después no le tomaron la denuncia y Passarella, en ese momento DT de Corinthians, también mostró todo el enojo argentino "en Brasil andan sueltos los traficantes, pero lo ponen preso a Desábato”. Otros, en declaraciones poco afortunadas decían que “no se puede hablar de discriminación cuando hay tanta adrenalina”.
Grafite tiempo después se contradijo, expresó que los dirigentes lo motivaron a realizar la denuncia, que no quería que tome tanta trascendencia, y demás, pero las cosas quedaron poco claras. Finalmente, Grafite terminó disculpando a Desábato, retiró la denuncia en abril, por lo que quedó archivado el caso y ambas partes llegaron al acuerdo de que había sido un malentendido.
“le dije cagón, pero nunca negro de mierda, ni negrito, ni negro” declararon desde un lado, mientras que el representante del carioca opinó “lo había calificado de “negro de mierda”, “hijo de puta” y “macaquito”. El problema se volvió mayor, porque el racismo en Brasil es una causa de detención y así fue como, apenas terminado el partido, varios policías se acercaron al defensor y le preguntaron si era Desábato. El central respondió afirmativamente creyendo que iba al antidoping, pero los uniformados lo esposaron y se lo llevaron a una comisaría cercana. El delantero había hecho la denuncia un rato antes, ya que había salido de la cancha por expulsión.
La bronca de la derrota, sumado a este altercado, hizo complicadas las horas vividas por la delegación quilmeña. Ya se hablaba de complot y se sentían perseguidos. Después de cuarenta horas de estar preso en Brasil, finalmente el jugador pudo salir posteriormente a que el club pague una fianza (10.000 reales).
No fueron fáciles aquellas horas “me quedé en un calabozo de un metro y medio por tres, con barras de hierro. Me asusté mucho, cerraron la puerta y me quedé solo. No tenía ni un colchón ni dónde sentarme” declaró después en una entrevista a la televisión brasileña para aclarar el tema.
"Una hora después me dieron una silla y quedé 11 horas sentado. Me negué a trasladarme a otra comisaría y pedí hablar con mi abogado, pero me dijeron que no, me pusieron con las manos contra la pared y me esposaron a la fuerza. Me trasladaron a los empujones. Fue el peor momento. Me acordé de mi esposa embaraza, lloré mucho... Yo sólo les pedía que me trataran bien, no había matado ni robado ni herido a nadie" agregó en la misma entrevista mostrando su lado más dolorido. Además, no se arrepentía de nada porque aseguró en todo momento no haberlo insultado o discriminado.
Tiempo después se comprobó que había sido el secretario de Seguridad de San Pablo, Saulo Castro de Abreu, quién ordenó la detención pero gracias al cambio de carátula de “discriminación racial” se minimizó la cuestión. Hubo otros cruces, ya que Almeyda dijo que se aprovechaban porque era un equipo chico, Pontiroli que Grafite los habían insultado, un dirigente de Quilmes que se tuvo que ir de la cancha por las escupidas y después no le tomaron la denuncia y Passarella, en ese momento DT de Corinthians, también mostró todo el enojo argentino "en Brasil andan sueltos los traficantes, pero lo ponen preso a Desábato”. Otros, en declaraciones poco afortunadas decían que “no se puede hablar de discriminación cuando hay tanta adrenalina”.
Grafite tiempo después se contradijo, expresó que los dirigentes lo motivaron a realizar la denuncia, que no quería que tome tanta trascendencia, y demás, pero las cosas quedaron poco claras. Finalmente, Grafite terminó disculpando a Desábato, retiró la denuncia en abril, por lo que quedó archivado el caso y ambas partes llegaron al acuerdo de que había sido un malentendido.
Fuentes: Olé, Infobae, As, Clarín, Pagina12, Terra
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