En la final de ida de la Copa Sudamericana, el Rojo dio un paso atrás. En Goiania, donde el Goiás hace de local cayó por 2-0. A los 14, Lucas Mareque intentó salir jugando, la tiró larga, Otacilio Neto lo presionó y en la disputa de la pelota, se dio una carambola inexplicable que lo dejó a Rafael Moura mano a mano con Hilario Navarro. Fue el 1-0, cuando el conjunto local había hecho poco por merecerlo.
Con un campo muy grande, el pasto muy alto y las intensas lluvias anteriores, el fútbol de Independiente nunca llegó. Cabrera estuvo desacertado, Battión no podía frenar los contraataques, Mareque perdía las espaldas permanentemente y... a los veinte, llegó el segundo gol. Costa -gran figura de la noche- picó por la derecha, y cuando le iba a pegar le pifió, con tanta fortuna que le quedó a Otacilio Neto que solo la tuvo que empujar enfrente al arco vacío.
Goiás no propuso mucho más y apeló al contraataque. Independiente, con pocas ideas y desorientado, no pudo reaccionar. Para colmo, a los quince del complemento, el cuarto árbitro (sic) desde setenta metros expulsó a Andrés Silvera, porque éste forcejeaba con un defensor, que sufrió un corte de labio. Finalmente, los de Mohamed se conformaron con el 0-2 y resignaron el ataque, aunque saben que para la definición en el Libertadores de América deberán mejorar muchísimo, ganar por diferencia de dos goles y suplir la ausencia de Silvera. Goiás está a un paso de la hazaña, Independiente arranca desde atrás.
*Vergonzoso trato recibieron los argentinos en Brasil. Algunos hinchas no pudieron viajar, los jugadores fueron reprimidos por la policía estatal, sufrió gas pimienta y a la noche padeció bombas de estruendo y molestias en la puerta del hotel. En fin, una vergüenza el trato recibido por la delegación roja que está en llamas
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