Después de muchas idas y vueltas, Daniel Passarella terminó despidiendo a Ángel Cappa a ocho días del superclásico y en una situación sumamente compleja para el conjunto millonario.
Desde el punto de vista de las finanzas, la decisión es ilógica. Además pagarle la indemnización a Don Ángel, deberán continuar con el pago a Leonardo Astrada y el sueldo al entrenador que lo reemplace. En menos de un año de mandato, es el segundo entrenador que destituye Passarella mientras los balances son negativos y las cuentas preocupan.
La visión del hincha, a veces impide ser racional y por eso más de uno, hoy no entiende la situación. River no es la Máquina ni son los Cuatro Fantásticos, River es un equipo en zona de promoción, en crisis económica y con un futuro delicado. El alentador inicio de Cappa a finales del campeonato pasado y comienzos de este, generó un excesivo clima de delirio y tal vez ahí fue cuando falló el entrenador.
Se apuntó a pelear el Apertura, reventando las entradas a costa de tres triunfos ante rivales débiles. Cuando llegaron Vélez, Newell´s y otros equipos más complicados, se pinchó el globo, se perdió la confianza y Cappa comenzó con una serie de modificaciones sin sentido. Ahí también puede encontrarse otro de sus errores.
River volvió tras este buen comienzo a ser el mismo club de comienzo de año y Gimnasia, All Boys y demás se aprovecharon para cortarle los pergaminos e ilusiones. No hubo vuelta atrás, o por lo menos no se la permitieron dar. En todo el mes de octubre, River empató alejándose de los puestos de arriba, sin embargo, descontando puntos contra sus rivales en promoción. Parece que no fue suficiente.
¿Y ahora qué? Se cuestionan los más pensantes de los hinchas. Como decía un fanático en Twitter: “lista de prioridades personales, profesionales, sociales y recreativas para lo que queda del año: ganarle a boca. Fin.” Lo que representa es una muestra más real de lo que es River. Más allá de exageraciones y el toque de humor, está más cerca del apático equipo que se suele ver desde hace tiempo.
Daniel Passarella parece que está en Aruba. Cuando José María Aguilar, su antecesor en el trono riverplatense comparó al club con la isla fue causa de risa. Hoy, el Kaiser parece manejarlo así. Su decisión de no manifestarse ya no pasa por una maniobra anti prensa, sino de una nefasta manera de “contar” al hincha lo que está sucediendo. Las incorporaciones rutilantes o de precios inalcanzables fueron un piletazo. Mariano Pavone tardó en ponerse en forma, Adalberto Román (2.500.000 dólares por la totalidad de su pase) aún se mantiene en el anonimato y en el banco de suplentes, Ballón y Acevedo no son titulares y terminan jugando… los que estaba antes.
Dicha maniobra, tan valorada antes de tiempo, es una de las principales causas del pasivo que crece. Lo mismo ocurre con los entrenadores: apuntó a uno del pulmón y falló, buscó a un fundamentalista y también. Lo que viene será escandaloso: si es Gallego, Bielsa o Ramón Díaz será a costa de su altísimo salario, si es Pumpido, Berizzo o alguno de los tapados, será por una decisión arriesgada con jugadores de tanta personalidad.
Volviendo al tema Cappa, puede que queden como imagen sus insultos y enojos, la espalda a la prensa o errores futbolísticos, de todas maneras, se puede decir que termina con números positivos. El cincuenta por ciento de los puntos, siete triunfos, seis empates y cinco derrotas no son números despreciables. La idea de base –desde mi punto de vista, lo mejor de Ángel- siempre fue jugar por el piso y muestra de ello, los jugadores que tuvieron pista: Affranchino, Lanzini, Funes Mori y Lamela son algunos de los pibes que asoman gracias a… Cappa.
El futuro –como siempre decimos en estos casos- es una tormenta de niebla, mientras River sigue en promoción, pero con casi una temporada menos, VUELVE A EMPEZAR.
1 comentario:
si bien un golpe asi es malo en la antesala de un partido tan importante como el superclasico creo que mas alla es mejor porque le ayudara a desoncgestionar la situacion de river, un saludo
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