sábado, 29 de agosto de 2009

Ser o no ser. Esa es la cuestión

Diego Armando Maradona es el futbolista más grande de la historia mundial del fútbol. Nació en Villa Fiorito, jugó cuatro mundiales vistiendo la camiseta de la selección argentina con la Nº 10 en la espalda. No necesita mucha más presentación, todos los conocemos.

Lionel Messi es el mejor futbolista de la actualidad. Nació en Rosario, jugó un Mundial, aunque lo mejor de él está llegando. También con la Nº 10 en la espalda. No necesita mucha más presentación, todos los conocemos.

Tomás Felipe “Trinche” Carlovich es un ex futbolista nacido en Rosario que ahora ronda los cincuenta y largo años. Fue un cinco de muchísima calidad que deslumbró en su ciudad, en especial en Central Córdoba, es conocido como “El Maradona que no fue”. Es el clásico hombre que el fútbol lo dejó a él. Medio vago, medio alcohólico, lamentablemente los argentinos nos perdimos de un crack que según el Diego, Menotti, Griguol y hasta Pekerman, es el mejor jugador que vieron.

Miguel Martínez es español. Trabaja en una empresa recreativa y tiene una doble vida. La suya y la de Lionel Messi, ya que tienen un parecido increíble de nacimiento que él lo agranda con cortes de pelo al estilo de la Pulga y gestos copiados.

Ninguno de los dos es famoso. No tienen nada que ver. Ninguno juega al fútbol. Pero, sin embargo tienen algo en común, el hecho de no ser quienes parecen ser.

El Trinche Carlovich tuvo su día de gloria el 17 de abril de 1974 cuando jugando una barbaridad nunca vista, ridiculizó al seleccionado nacional que se preparaba para el Mundial 74. "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacia seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez que se abrazaban los de Newell''s y los de Central", claro, él representando a un conjunto rosarino.

Le pasó el tren lamentablemente. Tan sólo jugó en Primera un solo partido y con la camiseta de Rosario Central. Después volvió al ascenso y fue ídolo en Central Córdoba, nada más. Su falta de profesionalismo lo mató. Parece que una vez lo llamó Menotti para su combinado nacional previo al 78 y él se fue a pescar. Nunca le gustó despegarse de sus afectos.

Miguel Martínez también padece el síndrome de no ser, aunque lo suyo tiene menos mérito pero más feliz. Él no hizo nada para parecerse al mejor jugador de la última Champions, salió así pero a su vez, se enorgullece de ser tan parecido y ser un imitador del diez. Su parecido es físico, en más de un lugar lo confunden y niños ilusionados piden sacarse fotos.

Messi y Martínez tienen en común su apariencia, aunque Miguel jamás será tan conocido, famoso, millonario y hábil como Lionel. Carlovich y Maradona tienen en común su buen pie aunque Tomás Felipe jamás será tan conocido, famoso, millonario e ídolo.

Unos son, otros no. Unos llegan, otros quedan en camino. La diferencia entre ser crack y “normal” es mínima, aquí dos casos bien diferentes, pero bien parecidos.

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