"Que veinte años no es nada" dice el refrán popular. Hay un hombre que puede refutarlo y quienes lo vieron también. Hay un hombre que no es normal, que se cansó de meter goles, que hizo un gol de mitad de cancha y que no es Palermo. Hay un hombre que su historia gorda la escribió en Estudiantes, que se retiró tres veces, que también jugó en Independiente, Arsenal y Argentinos en Primera.
El caso Calderón no es normal. Porque así como fue capaz de vestir ocho camisetas y jugar en cuatro divisiones de Argentina y dos ligas extranjeras, marcó 270 goles en todos sus destinos (509 partidos). Su principio y fin tienen nombre largo aunque paso corto: Cambaceres, de donda salió, jugó 83 partidos y 43 goles y se despidió llegando al partido 84 con la casaca de los de Ensenada y al gol 44, porque para no perder la costumbre, se despidió con un gol.
Su siguiente club fue Estudiantes LP, más cerca de su casa y de la gloria. Ascendió en su primera temporada, jugó seis meses con el Pincha en la máxima categoría y luego pasó a Independiente donde estuvo desde el 96 hasta el 98 con un breve paréntesis en Napoli. En el paso por los Rojos, le cortó el invicto a Boca de 40 partidos invicto -récord histórico- con tres goles, uno de ellos desde mitad de cancha.
En el 99 probó suerte en América de México y en el 2001 en el Atlas. En 2003 se cansó de vivir lejos y desesperado volvió a uno de los peores Independiente de la historia. Duró seis meses y rumbeó hacia Arsenal, donde dejó un gran imagen después de un año. Pero Estudiantes, SU casa lo alojó en 2005 por dos años y ahí salió campeón con Simeone & Cía y se consagró goleador de la Libertadores. Volvió a Arsenal, ganó la Sudamericana haciendo historia total en un equipo sin precedentes. En 2008 se marchó al Pincha nuevamente y salió campeón de la Libertadores en el equipo de Sabella y modelo de institución para muchos.
Se iba a retirar pero Sabella lo convenció para que renueve, y él (¿junto a Verón?) mismo le cerró la puerta para ir al Mundial de Clubes. Por TV vio cómo SU equipo perdía ante el Barcelona y él preparaba el adiós. Pero apareció Borghi, lo convenció y lo llevó a Argentinos para que se retire dignamente. Y no sólo se retiró jugando y metiendo goles, sino que dándole un título al Bicho de la Paternal que se le negaba hacía más de veinte años.
Ayer disputó su último partido en la C en la derrota de Cambaceres ante Defensores Unidos. Convirtió el gol de penal y al salir, exhausto dijo "Este fue mi ultimo partido. Las piernas no me dan más. Perdí las ganas y ahora empieza otra etapa en mi vida”. Después de dos amagues, se retira definitivamente, ahora para embarcarse en un nuevo camino: el de entrenador.
Con cuarenta años, la mitad de su vida la dedicó al fútbol. Si aún creés que "veinte años no es nada", te invito a que leas de nuevo este post. Y sino, sos anormal, como José Luis Calderón...
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