Tenía que tomar una decisión, eran las cinco de la tarde y debía elegir entre dos partidos que daban gusto: Rosario Central-Boca o Colón-Vélez. Creo que elegí bien porque me quedé viendo el gran match por la punta en el Cementerio de los Elefantes.
La propuesta era interesante, dos equipos que vienen arriba y que juegan bien. El partido se dividió en dos –como todos- pero a diferencia de lo común, la división pasó por el juego. Los primeros cuarenta y cinco para Colón y el complemento para Vélez.
Es difícil encontrar un por qué a la victoria velezana y no del contrario, pero lo encontraremos. Vélez tuvo en el principio –con Velázquez- una gran chance que resolvió mal Bebu. Colón contrarrestó con llegadas principalmente por la izquierda. Rivarola y Oyola convirtieron a Cubero en una autopista, además el vedette (?) andaba en un cruce verbal caliente con el Bichi Fuertes.
En una pelota parada encontró la diferencia a la que nadie se animaría a decir injusta. Después llegó el segundo gol, esta vez de Sciorlli (insisto que para mí es foul). Era un dos a cero que Colón lo justificó después, con muchas jugadas de gol, toques, buen fútbol y pasando por arriba a lo que parecía un equipo cualquiera.
Pero, se distendieron, creyeron tenerlo ganado y subestimaron a un rival que por algo es puntero. Mohamed se equivocó al poner a Nicolás Torres y mandar a Rivarola de doble cinco. El ex Tigre no entró muy bien y Pirulo estaba cumpliendo y en el medio no se encontraba. Me hubiera gustado escuchar la charla técnica de Gareca, pero de veras que dio resultado. Y no se trató sólo de palabras, puso a Gastón Díaz de ocho y terminó siendo una de las figuras y liberó a Cristaldo (ya sin Velásquez) lo que le permitó llegar al gol temprano.
Justamente ese gol cambió los papeles de Colón. Totalmente inesperado, no supo reaccionar, un gol de diferencia para más de cuarenta minutos era mucho y el Turco la embarró más aún. Salió Sciorilli quien además de hacer un gol era permanente jugador de ataque y cuidaba la pelota algo más que necesario.
Los cambios siguieron, mientras uno le daba aire al equipo, el otro lo asfixiaba, mientras Vélez arrancó esos minutos fatales, lo dio vuelta y ya era tarde para revertirlo. Muy poco peso ofensivo, un mediocampo desvastado y físicamente destruidos ante el puntero que tocaba la pelota, hacía golazos y pasaba sus grandes momentos en la cancha.
En síntesis, se podría decir que Vélez ganó por tener mejor puntería, ser más efectivos, porque su rival lo subestimó y gastó todo en 45´, y no lo supo liquidar. Gareca, echó mano y salvo las papas de lo que podría haber sido una derrota que quitaba chances de campeonar. Ah, una vez más rescatable lo de los pibes, conjuntamente del mencionado Díaz, Otamendi fue nuevamente un muro, el burrito Martínez fútbol, golazo y compromiso y Razzoti firme en el medio y líder desde tan joven.
Las bengalas del segundo tiempo, saben donde meterlas, mientras Vélez disfruta eso sí, que no se lo confunda con equipo grande, sino el Cementerio de Elefantes debió vestirse de fiesta como cada vez que un grande los visita.
La propuesta era interesante, dos equipos que vienen arriba y que juegan bien. El partido se dividió en dos –como todos- pero a diferencia de lo común, la división pasó por el juego. Los primeros cuarenta y cinco para Colón y el complemento para Vélez.
Es difícil encontrar un por qué a la victoria velezana y no del contrario, pero lo encontraremos. Vélez tuvo en el principio –con Velázquez- una gran chance que resolvió mal Bebu. Colón contrarrestó con llegadas principalmente por la izquierda. Rivarola y Oyola convirtieron a Cubero en una autopista, además el vedette (?) andaba en un cruce verbal caliente con el Bichi Fuertes.
En una pelota parada encontró la diferencia a la que nadie se animaría a decir injusta. Después llegó el segundo gol, esta vez de Sciorlli (insisto que para mí es foul). Era un dos a cero que Colón lo justificó después, con muchas jugadas de gol, toques, buen fútbol y pasando por arriba a lo que parecía un equipo cualquiera.
Pero, se distendieron, creyeron tenerlo ganado y subestimaron a un rival que por algo es puntero. Mohamed se equivocó al poner a Nicolás Torres y mandar a Rivarola de doble cinco. El ex Tigre no entró muy bien y Pirulo estaba cumpliendo y en el medio no se encontraba. Me hubiera gustado escuchar la charla técnica de Gareca, pero de veras que dio resultado. Y no se trató sólo de palabras, puso a Gastón Díaz de ocho y terminó siendo una de las figuras y liberó a Cristaldo (ya sin Velásquez) lo que le permitó llegar al gol temprano.
Justamente ese gol cambió los papeles de Colón. Totalmente inesperado, no supo reaccionar, un gol de diferencia para más de cuarenta minutos era mucho y el Turco la embarró más aún. Salió Sciorilli quien además de hacer un gol era permanente jugador de ataque y cuidaba la pelota algo más que necesario.
Los cambios siguieron, mientras uno le daba aire al equipo, el otro lo asfixiaba, mientras Vélez arrancó esos minutos fatales, lo dio vuelta y ya era tarde para revertirlo. Muy poco peso ofensivo, un mediocampo desvastado y físicamente destruidos ante el puntero que tocaba la pelota, hacía golazos y pasaba sus grandes momentos en la cancha.
En síntesis, se podría decir que Vélez ganó por tener mejor puntería, ser más efectivos, porque su rival lo subestimó y gastó todo en 45´, y no lo supo liquidar. Gareca, echó mano y salvo las papas de lo que podría haber sido una derrota que quitaba chances de campeonar. Ah, una vez más rescatable lo de los pibes, conjuntamente del mencionado Díaz, Otamendi fue nuevamente un muro, el burrito Martínez fútbol, golazo y compromiso y Razzoti firme en el medio y líder desde tan joven.
Las bengalas del segundo tiempo, saben donde meterlas, mientras Vélez disfruta eso sí, que no se lo confunda con equipo grande, sino el Cementerio de Elefantes debió vestirse de fiesta como cada vez que un grande los visita.
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