lunes, 15 de diciembre de 2008

Tan cerca, tan lejos


Sonó el silbato de Toia e increíblemente River es histórico. Los hinchas, con un nudo en la gargante no les queda otra que gritar, cantar o algo que trate de evitar el pensamiento de lo que acaban de lograr.

No están emocionados, no están felices. Si hay lágrimas son de bronca, impotencia, con la vista nublada para el futuro, sin saber lo que será su equipo en el próximo semestre.

Es que es inentendible, pasó un año de variadas emociones, con tres técnicos, el fracaso internacionalmente, el torneo obtenido por el equipo del Cholo Simeone, el último puesto con Gabriel Rodríguez como la cara responsable.

Increíblemente, pasó del día a la noche, del triunfo al fracaso, porque con diferencia de meses, River cambió muchísimo y los hinchas no lo pueden entender.

Ellos gritan por orgullo, gritan fuerte por la resignación, con intenciones de sacarse toda la mufa. Miran desconcertados para sus costados, a ellos no les pasó el tiempo.

Quizá ahora entendamos un poco el porqué de la irregularidad de nuestro fútbol. A algunos les gusta porque les parece más competitivo, aunque es evidente que nuestra liga no es comparable a ninguna europea de primer nivel. Será más divertido ver a los equipos como ascensores que no paran de subir y bajar, pero no a la hora de compararnos con otros países y darnos cuenta que no encontramos el punto medio. Es tristísimo.

Y ahí está el hincha, parado, ya dando unos pasos en dirección al cartel que indica la salida. Enrollan las banderas, golpean por última vez los bombos y arrancan la lenta y triste retirada. Pasó el tiempo, el hincha está, ahí, firme y todavía probando los últimos acordes. Pasó un torneo, pasó un técnico, una eliminación. Será por no aceptar la realidad o no querer verla, pero el hincha de River, aún vive como en el Julio de 2008; victorioso.

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