Después de mucho tiempo Independiente volvió a recibir a un equipo extranjero en su estadio. De hecho, fue la primera vez que lo visitó al remodelado Libertadores de América alguien proveniente del exterior. Sin embargo, por cómo fue el partido y la actitud para sobreponerse sobre el rival recordó las mejores épocas del rojo.
Sin jugar bien todo el tiempo, tuvo la cuota de garra y alma que todo equipo necesita. Con esa premisa como bandera, luego le sumó goles y muy buenas actuaciones individuales para gozar -y sufrir- ante Defensor Sporting. Antes de los diez, ya ganaba el violeta -utilizó camiseta alternativa, blanca- por 1-0 tras una gran tijera de Mora y los espacios que dejó Tuzzio. A los quince, el mismo Eduardo le bajó una pelota a Silvera para una palomita perfecta, sacándole provecho a la pelota quieta. Tres minutos después, el estadio volvió a vibrar con un golazo de Fredes, que se perfiló de zurda, no tuvo miedo al ridículo y la clavó junto al palo. El rojo seguía necesitando de un gol, pero en lo que ya era una caldera, todo parecía estar más cerca.
Desorientados los uruguayos, se encontraron con un equipo que demostró ir al frente de verdad. Y a los treinta y pico, Patricio Rodríguez hizo una extraordinaria jugada para la aparición de Nicolás Cabrera -otro de muy buena presentación- que definió bien ante la salida del arquero. El primer tiempo terminó con el rojo clasificándose matemáticamente, aunque en la cornisa. De hecho el palo lo salvó antes de que finalicen los primeros 45 (al comienzo, el que estrelló el travesaño fue el Patito).
Cuando el arquero Martín Silva se dirigía al arco para el comienzo del segundo tiempo recibió un piedrazo que le pegó en la frente, lo dejó sangrando y tuvo que ser atendido y cosido en el campo de juego y por bastante tiempo. El árbitro brasilero decidió continuar el partido y a los dos minutos (después de dos mano a mano terribles de Parra y Silvera), Rodríguez puso el 3-2 con un golazo.
Mohamed movió el banco, dejó a Fredes de único cinco, sacó a Rodríguez y puso a Nicolás Martínez para tener la pelota y tras sufrir en varias maniobras brillantes de Hilario Navarro, a los treinta, el Pelado Gomez asistió a Nico Martínez y éste de cabeza, dejó desparramado al arquero yoruga. Locura total en el Libertadores de América, donde cundió el pánico hasta el cierre del partido, aunque luego fue una fiesta.
El rojo está en cuartos de final, donde enfrentará a Deportes Tolima. Más allá de errores defensivos y por momentos faltos de fútbol, aprobó un complicado examen y parece estar más cerca de un equipo en serio.
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