Como en toda final solo puede haber un equipo que se lleve el premio gordo. Fue el Atlético de Madrid, 48 años después de que consiguiera su último título europeo, siendo el Fulham el equipo que se quedó sin su primer gran campeonato ya que, en sus 131 años de historia, podríamos decir que no ha ganado nada. Los españoles se adelantaron en el marcador con gol de Forlán pero, antes del descanso, Simon Davies hizo un llamamiento a los suyos para que no desperdiciaran esa gran oportunidad que les había sido otorgada. Ya en la prórroga, y después de que ambos equipo no supieran resolver sus diferencias en el tiempo reglamentario, volvió a aparecer el uruguayo para ser el protagonista de la final de Hamburgo y de toda la competición.
El Nordbank Arena de Hamburgo se vistió de gala para ser testigo de la primera final de la Europa League (era la primera edición de la Europa League llamada como tal). El color rojiblanco y blanquinegro de ambos conjuntos daba un toque especial a las calles de Hamburgo y a las gradas del estadio donde, dos equipos que no suelen llenar las portadas de la prensa por sus títulos, se iban a disputar la gloria. El partido comenzó sin novedades en los onces, tanto Quique Sánchez Flores como Roy Hodgson, elegido entrenador del año en Inglaterra, sabían que había mucho (o todo) en juego. En el caso del Fulham era la primera final europea que jugaba en toda su historia.
Tal vez por no haber estado nunca en esta situación, los ingleses salieron más tímidos. El Atlético de Madrid llevaba la batuta en la orquesta europea, desbordando por banda izquierda a un Chris Baird que en ningún momento del partido supo parar a Forlán y Agüero, ambos presentes en la apuesta por el Mundial de fútbol. El primer gol llegó tras una buena jugada del Atlético que parecía iba a terminar con un disparo de Agüero, pero el argentino le pegó mal al balón, convirtiéndose este en el pase perfecto sobre un Forlán que no falló. Cuando parecía que el Fulham no era rival para los rojiblancos y, que si no juegan en su casa no son el mismo equipo, Simon Davies encontró el empate poco antes del descanso.
En el segundo acto el Fulham salió con algo más de ganas. Las palabras del técnico Hodgson, todo un trotamundos en esto del fútbol, habían sido bien interpretadas por sus jugadores. A pesar de mejorar en su juego, no había noticias del ataque del Fulham, con un Bobby Zamora que se estrellaba una y otra vez con un muro que mostraba una gran pintada que decía ‘Álvaro Domínguez – prohibido el paso’. El cantero del Atlético de Madrid estuvo soberbio durante todo el encuentro. Tanto rojiblancos como londinenses tuvieron ocasiones para decantar la final a su favor, pero los cancerberos Schwarzer y De gea no querían que un momento tan grande en la historia de ambos clubes solo durara 90 minutos.
Llegada la prórroga el cansancio iba siendo el protagonista y los errores se iban sucediendo. No hubo mucho que destacar en la primera parte de esa prórroga, ya que el momento cumbre de la final se concentraría en el minuto 116 de partido cuando de nuevo, un uruguayo, que ha tenido amores y desamores con su afición durante esta temporada, escribió en letras doradas su nombre en la historia del club rojiblanco. Destacar también la gran jugada del Kun Agüero en la jugada del gol. Ambos delanteros han sido vitales para que este equipo vuelva a lo más alto del fútbol europeo.
El Nordbank Arena de Hamburgo se vistió de gala para ser testigo de la primera final de la Europa League (era la primera edición de la Europa League llamada como tal). El color rojiblanco y blanquinegro de ambos conjuntos daba un toque especial a las calles de Hamburgo y a las gradas del estadio donde, dos equipos que no suelen llenar las portadas de la prensa por sus títulos, se iban a disputar la gloria. El partido comenzó sin novedades en los onces, tanto Quique Sánchez Flores como Roy Hodgson, elegido entrenador del año en Inglaterra, sabían que había mucho (o todo) en juego. En el caso del Fulham era la primera final europea que jugaba en toda su historia.
Tal vez por no haber estado nunca en esta situación, los ingleses salieron más tímidos. El Atlético de Madrid llevaba la batuta en la orquesta europea, desbordando por banda izquierda a un Chris Baird que en ningún momento del partido supo parar a Forlán y Agüero, ambos presentes en la apuesta por el Mundial de fútbol. El primer gol llegó tras una buena jugada del Atlético que parecía iba a terminar con un disparo de Agüero, pero el argentino le pegó mal al balón, convirtiéndose este en el pase perfecto sobre un Forlán que no falló. Cuando parecía que el Fulham no era rival para los rojiblancos y, que si no juegan en su casa no son el mismo equipo, Simon Davies encontró el empate poco antes del descanso.
En el segundo acto el Fulham salió con algo más de ganas. Las palabras del técnico Hodgson, todo un trotamundos en esto del fútbol, habían sido bien interpretadas por sus jugadores. A pesar de mejorar en su juego, no había noticias del ataque del Fulham, con un Bobby Zamora que se estrellaba una y otra vez con un muro que mostraba una gran pintada que decía ‘Álvaro Domínguez – prohibido el paso’. El cantero del Atlético de Madrid estuvo soberbio durante todo el encuentro. Tanto rojiblancos como londinenses tuvieron ocasiones para decantar la final a su favor, pero los cancerberos Schwarzer y De gea no querían que un momento tan grande en la historia de ambos clubes solo durara 90 minutos.
Llegada la prórroga el cansancio iba siendo el protagonista y los errores se iban sucediendo. No hubo mucho que destacar en la primera parte de esa prórroga, ya que el momento cumbre de la final se concentraría en el minuto 116 de partido cuando de nuevo, un uruguayo, que ha tenido amores y desamores con su afición durante esta temporada, escribió en letras doradas su nombre en la historia del club rojiblanco. Destacar también la gran jugada del Kun Agüero en la jugada del gol. Ambos delanteros han sido vitales para que este equipo vuelva a lo más alto del fútbol europeo.
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