Ya llegamos a las últimas instancias de este apasionante mundial sub-17 con muchas revelaciones, cracks, y sorpresas. Los clasificados a Cuartos eran, en orden según cómo se enfrentarían:
Colombia- Turquía, partido en el cual los cafeteros convirtieron un gol en el último minuto para sellar el empate 1-1, y luego el mismo lo ganó por penales.
Suiza- Italia, 2-1, respectivamente, en un partido ordenado, en el cual los chocolateros fueron los merecedores del triunfo, y bajaron a otro favorito.
España- Uruguay, un partido peleadísimo: dos expulsiones, dos penales-para el mismo equipo, España, uno convertido y el otro no- y dos remontadas del de Europa. 3-3 fue el resultado final, al que le sucedieron los penales, finalizando a favor de la furia roja.
Corea- Nigeria, un partido peleado, pero controlado por los locales, que apretaron en los lugares indicados y obtuvieron su recompensa: un holgado 3-1 a favor de los africanos les abría el paso a semis.
Ya en la siguiente instancia no había margen de error. Por nombres quizás no habían clasificado los que antes del comienzo serían prejuiciados como favoritos, pero estos equipos demostraron toque, ida, vuelta, y entrega.
Así quedaban las semifinales:
Colombia- Suiza, con una ventaja temprana por parte de los helvéticos, se consiguió el primer pase a la final de la historia de Suiza en una tarde soñada: 4-0.
En la otra semi, España- Nigeria, los negros se apoderaron de la pelota rápidamente y no dejaron pensar al rival. Confundieron y consiguieron un 3-1 glorioso, que los posicionaba muy cerca del título.
Así quedaban tan solo dos partidos por disputarse: el primero y menos esperado, Colombia-España, para determinar quién de los dos entraba al podio. España se llevó el premio consuelo por 1-0. Aunque parezca que no importaba, los cafeteros querían ganar para subirse a un podio por primera vez en su historia. España, en cambio, lo había hecho ya el mundial pasado al salir subcampeón.
Ahora sí, la ansiada final. Por los dos lados se mostraba paciencia, juego, y futuro de los pibes. Nigeria arrancó con todo, y parecía que se comía la cancha. El arquero suizo, Siegrist, se convertía en la figura. Un defensor salvó una pelota en la línea, que el local ya festejaba. Todo parecía inclinado para el último campeón pero, de cabeza y en el ST, Seferovic marcó la diferencia que llevó a la invicta Suiza a dar la vuelta.
Colombia- Turquía, partido en el cual los cafeteros convirtieron un gol en el último minuto para sellar el empate 1-1, y luego el mismo lo ganó por penales.
Suiza- Italia, 2-1, respectivamente, en un partido ordenado, en el cual los chocolateros fueron los merecedores del triunfo, y bajaron a otro favorito.
España- Uruguay, un partido peleadísimo: dos expulsiones, dos penales-para el mismo equipo, España, uno convertido y el otro no- y dos remontadas del de Europa. 3-3 fue el resultado final, al que le sucedieron los penales, finalizando a favor de la furia roja.
Corea- Nigeria, un partido peleado, pero controlado por los locales, que apretaron en los lugares indicados y obtuvieron su recompensa: un holgado 3-1 a favor de los africanos les abría el paso a semis.
Ya en la siguiente instancia no había margen de error. Por nombres quizás no habían clasificado los que antes del comienzo serían prejuiciados como favoritos, pero estos equipos demostraron toque, ida, vuelta, y entrega.
Así quedaban las semifinales:
Colombia- Suiza, con una ventaja temprana por parte de los helvéticos, se consiguió el primer pase a la final de la historia de Suiza en una tarde soñada: 4-0.
En la otra semi, España- Nigeria, los negros se apoderaron de la pelota rápidamente y no dejaron pensar al rival. Confundieron y consiguieron un 3-1 glorioso, que los posicionaba muy cerca del título.
Así quedaban tan solo dos partidos por disputarse: el primero y menos esperado, Colombia-España, para determinar quién de los dos entraba al podio. España se llevó el premio consuelo por 1-0. Aunque parezca que no importaba, los cafeteros querían ganar para subirse a un podio por primera vez en su historia. España, en cambio, lo había hecho ya el mundial pasado al salir subcampeón.
Ahora sí, la ansiada final. Por los dos lados se mostraba paciencia, juego, y futuro de los pibes. Nigeria arrancó con todo, y parecía que se comía la cancha. El arquero suizo, Siegrist, se convertía en la figura. Un defensor salvó una pelota en la línea, que el local ya festejaba. Todo parecía inclinado para el último campeón pero, de cabeza y en el ST, Seferovic marcó la diferencia que llevó a la invicta Suiza a dar la vuelta.
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