Adriano, para mí uno de los últimos mejores brasileños, sumó un nuevo escándalo en su historia lo que derivó en algo impensado para muchos, pero lógico y previsible desde otro perspectiva.
Tras los dos partidos de Eliminatorias, el Emperador no volvió a Milán a los entrenamientos de su club el Inter. Lo buscaron por todos lados y no dieron con su paradero hasta que ayer presentó un video desde su favela nativa pidiendo perdón y demostrar que estaba vivo a pesar que algunos medios decían lo contrario.
La llegada de la bestia a su lugar de origen se dio después de una fiesta en la que pasó de todo que compartió entre otros con Robinho en Brasil. Además, algunos lo acercaron a narcotraficantes, dijeron que participó en un tiroteo entre ellos y la policía y hasta se habló de una posible enfermedad mortal para él que lo tenía a mal traer.
La situación es que los del Inter ya lo habían cedido una vez y se molestaron cuando no aparecía, aunque más aún en el momento que el delantero dio una conferencia afirmando su retiro a pesar de tener contrato hasta 2010 con los neroazzurro. Dijo que no era feliz, que sentía muchas presiones y que con 29 años quería disfrutar de algo.
La realidad es que siempre le gustó más el alcohol y la fiesta que el fútbol y lo que él sintió es lo que les pasa a muchos. Se le van los millones a la cabeza y así terminan. Lo que a un jugador le afecta futbolísticamente –quizá el no tener tiempo para la familia, muerte de un ser querido- a Adriano lo llevó al retiro provisorio. Porque, aunque parezca, los jugadores también son personas.
viernes, 10 de abril de 2009
Talón de aquiles del Emperador
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Malas Nuevas,
Pedro
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