Hacía mucho tiempo que no se generaba tanta expectativa alrededor de una selección. Qué dejó de ser la selección de River con Passarella o la de Boca con Basile, para volver a ser la selección argentina.
Con la salida de Riquelme en el último tiempo, era momento de demostrar, que JRR es uno más y hasta a veces influye negativamente y a su vez, sacar chapa de la mano de Maradona. Era un menú completo imposible de negar.
Con tres abajo, un doble cinco que se convirtió en EL doble cinco, dos por afuera, Messi de enganche –no me vengan con eso de los tres puntas- y arriba Tevez con Agüero.
El jugador del Barcelona, era uno de los focos principales, dado a que llevaba la casaca número diez –Diego pidió que ese sea el líder- y su condición de figura, lo obligaba a romper los moldes y abrir lo que sería una manada de hombres de violeta atrás.
Lo logró, aunque más tarde de lo esperado. Tras unos primeros minutos donde se pasaron mal la pelota, parecían estar conociendo el campo de juego y muy faltos de claridad, llegó el gol justamente del diez.
Comenzó con una jugada acorde a los primeros minutos. Zanetti prácticamente le roba la pelota a Carrizo, luego sale por el medio, la pierde y por casualidad se encontró con el balón en sus pies. Cuando se acordó, estaba en mitad de cancha y para colmo, esa magnífica contra, la sellaron Tevez y Messi que tras una buena pared, abrieron el marcador.
El primer tiempo terminó con algunas advertencias. Algunos remates de afuera, llegadas a destiempo de los visitantes y pocas cosas más sucedieron para bajar el primer telón.
Para la segunda parte quedó lo mejor, tres goles, un festival arriba, sin trabajo los de abajo y un Mascherano enorme, que a pesar de no ser exigido estaba hasta donde no se lo precisaba.
Messi desparramó a varios por derecha, y tiró un centro atrás que Tevez le dio de volea con el arco vacío, ya que el pelado y horrible arquero, estaba cazando moscas en el primer palo.
El dos a cero en otras épocas se podría haber cuidado, jugado para atrás, tranquilizando las aguas. Acá no fue así, y más allá del rival, la actitud era otra. Agüero lanzó un gran centro para la aparición de Rodríguez por el centro. Maxi no definió muy bien, pero lo suficiente para que se desvíe y la floja respuesta del arquero vuelva a inflar la red.
.
Tampoco dio por cerrado el partido el equipo. Se movió el banco, los ataques eran permanentes y la supremacía ya era una situación desorbitante. Esta vez el presente fue para el Kun Agüero quien definió al medio y el arquero tras practicar una patada desde el piso tan ridícula como inexplicable, dejó que se escurriese bajo su pie derecho.
A pesar que no hubo más goles, la selección, bajo el mando ofensivo del ingresado Verón y Messi de a pincelazos siguió derrochando juego. Y de hecho en la última, Lionel más que pincelazos hizo una pintura de esas que hay pocas, pero que le faltó la parte final para poder ser enmarcado y terminar la historia como se debía.
Antes de finalizar, quería hacer un balance general del funcionamiento del equipo en la goleada 4-0 por sobre Venezuela. Carrizo no mostró su falta de continuidad, se jugaba mucho más que un partido y cumplió muy bien. Lo único reprochable –no sé si a él- es el hurto de balón de Zanetti pero que derivó en el primer gol.
La defensa de tres demostró ser la mejor para este tipo de partidos. No tuvieron una tarea brillante, pero no tuvieron errores groseros, salvo la bajada de pecho de Heinze por exceso de confianza. Recordemos que el principal hombre de esta línea de tres que es Demichelis, no estuvo presente. Los remates al arco fueron todos desde afuera del área y entre la línea de los volantes y defensores.
El doble cinco funcionó a la perfección. Gago como siempre prolijo y exacto a la hora de los pases, mientras que Mascherano es un león, una bestia, de los mejores que he visto con la camiseta argentina. De esos jugadores que te motivan sólo por verlo correr.
Abiertos estuvieron Rodríguez y Gutiérrez. No fueron decisivos, aunque sí permanentes ida y vuelta por las puntas. Maxi no estuvo muy participativo, pero llegó bastante, Jonás corrió y metió, con unas ganas infernales. Justo cuando se está adaptando, se pierde el próximo partido por amarillas.
De enganche Messi, ¿qué se puede decir de nuevo? Puede mover hasta a las rocas, puede amagar hasta tigres, puede correr como velocista, puede llevar la pelota como madre a su bebé, puede jugar al fútbol como Maradona. Yo no lo dudo, ni mejor, ni peor… distinto.
Arriba el tándem Agüero-Tevez. No hubo uno de los dos que se haya parado por el centro únicamente. Rotaron todo el tiempo y los dos tuvieron rachas. Para mi gusto, jugaron iguales, la diferencia que Tevez participó más, proporcionalmente con las equivocaciones que tuvo. Un gol y asistencia para cada uno, se están conociendo, se están acostumbrando a jugar si nueve como en sus equipos. Hay que darles tiempo, mientras, que sigan convirtiendo.
Con la salida de Riquelme en el último tiempo, era momento de demostrar, que JRR es uno más y hasta a veces influye negativamente y a su vez, sacar chapa de la mano de Maradona. Era un menú completo imposible de negar.
Con tres abajo, un doble cinco que se convirtió en EL doble cinco, dos por afuera, Messi de enganche –no me vengan con eso de los tres puntas- y arriba Tevez con Agüero.
El jugador del Barcelona, era uno de los focos principales, dado a que llevaba la casaca número diez –Diego pidió que ese sea el líder- y su condición de figura, lo obligaba a romper los moldes y abrir lo que sería una manada de hombres de violeta atrás.
Lo logró, aunque más tarde de lo esperado. Tras unos primeros minutos donde se pasaron mal la pelota, parecían estar conociendo el campo de juego y muy faltos de claridad, llegó el gol justamente del diez.
Comenzó con una jugada acorde a los primeros minutos. Zanetti prácticamente le roba la pelota a Carrizo, luego sale por el medio, la pierde y por casualidad se encontró con el balón en sus pies. Cuando se acordó, estaba en mitad de cancha y para colmo, esa magnífica contra, la sellaron Tevez y Messi que tras una buena pared, abrieron el marcador.
El primer tiempo terminó con algunas advertencias. Algunos remates de afuera, llegadas a destiempo de los visitantes y pocas cosas más sucedieron para bajar el primer telón.
Para la segunda parte quedó lo mejor, tres goles, un festival arriba, sin trabajo los de abajo y un Mascherano enorme, que a pesar de no ser exigido estaba hasta donde no se lo precisaba.
Messi desparramó a varios por derecha, y tiró un centro atrás que Tevez le dio de volea con el arco vacío, ya que el pelado y horrible arquero, estaba cazando moscas en el primer palo.
El dos a cero en otras épocas se podría haber cuidado, jugado para atrás, tranquilizando las aguas. Acá no fue así, y más allá del rival, la actitud era otra. Agüero lanzó un gran centro para la aparición de Rodríguez por el centro. Maxi no definió muy bien, pero lo suficiente para que se desvíe y la floja respuesta del arquero vuelva a inflar la red.
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Tampoco dio por cerrado el partido el equipo. Se movió el banco, los ataques eran permanentes y la supremacía ya era una situación desorbitante. Esta vez el presente fue para el Kun Agüero quien definió al medio y el arquero tras practicar una patada desde el piso tan ridícula como inexplicable, dejó que se escurriese bajo su pie derecho.
A pesar que no hubo más goles, la selección, bajo el mando ofensivo del ingresado Verón y Messi de a pincelazos siguió derrochando juego. Y de hecho en la última, Lionel más que pincelazos hizo una pintura de esas que hay pocas, pero que le faltó la parte final para poder ser enmarcado y terminar la historia como se debía.
Antes de finalizar, quería hacer un balance general del funcionamiento del equipo en la goleada 4-0 por sobre Venezuela. Carrizo no mostró su falta de continuidad, se jugaba mucho más que un partido y cumplió muy bien. Lo único reprochable –no sé si a él- es el hurto de balón de Zanetti pero que derivó en el primer gol.
La defensa de tres demostró ser la mejor para este tipo de partidos. No tuvieron una tarea brillante, pero no tuvieron errores groseros, salvo la bajada de pecho de Heinze por exceso de confianza. Recordemos que el principal hombre de esta línea de tres que es Demichelis, no estuvo presente. Los remates al arco fueron todos desde afuera del área y entre la línea de los volantes y defensores.
El doble cinco funcionó a la perfección. Gago como siempre prolijo y exacto a la hora de los pases, mientras que Mascherano es un león, una bestia, de los mejores que he visto con la camiseta argentina. De esos jugadores que te motivan sólo por verlo correr.
Abiertos estuvieron Rodríguez y Gutiérrez. No fueron decisivos, aunque sí permanentes ida y vuelta por las puntas. Maxi no estuvo muy participativo, pero llegó bastante, Jonás corrió y metió, con unas ganas infernales. Justo cuando se está adaptando, se pierde el próximo partido por amarillas.
De enganche Messi, ¿qué se puede decir de nuevo? Puede mover hasta a las rocas, puede amagar hasta tigres, puede correr como velocista, puede llevar la pelota como madre a su bebé, puede jugar al fútbol como Maradona. Yo no lo dudo, ni mejor, ni peor… distinto.
Arriba el tándem Agüero-Tevez. No hubo uno de los dos que se haya parado por el centro únicamente. Rotaron todo el tiempo y los dos tuvieron rachas. Para mi gusto, jugaron iguales, la diferencia que Tevez participó más, proporcionalmente con las equivocaciones que tuvo. Un gol y asistencia para cada uno, se están conociendo, se están acostumbrando a jugar si nueve como en sus equipos. Hay que darles tiempo, mientras, que sigan convirtiendo.
Imagenes: Olé
2 comentarios:
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el pupi la ROMPIO
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