"Imposible -también en fútbol- pretender ser universal sin afirmar nuestro propio modo de ser" (Angel Cappa).
"Yo le diría a Menem que traslade la quinta de Olivos al medio de Monte Chingolo y viva ahí. La óptica del país va a ser distinta" (Alberto Márcico, 1995).
"Si hacemos lo que tenemos que hacer nos va a ir bien. Si no, van a tener que ir a trabajar, pero de verdad" (Osvaldo Zubeldía a los jugadores que viajaban todos los días desde la Capital a La Plata, el día que los citó a las 6 de la mañana para que vieran a la gente que bajaba desde los trenes en Constitución para ir a trabajar).
"En la altura la pelota no dobla" (Daniel Passarella tras la derrota frente a Ecuador, en Quito, 1996).
"Menotti es un rabanito, rojo por fuera y blanco por dentro" (Bilardo).
"Boca gana partidos y River campeonatos" (Ramón Díaz tras la derrota en La Bombonera en el Apertura de 1996).
"El fútbol es como una frazada corta: si te tapás la cabeza, te descubrís los pies y si te tapás los pies, descubrís la cabeza" (Elba de Paula Lima, Tim, técnico brasileño de San Lorenzo, 1968).
"Confieso que es muy rara la noche que no sueño con goles espectaculares, hermosos y míos" (Jorge Valdano, 1994).
"El jugador de fútbol es como el caballo. Si uno lo aprieta, responde. Si le suelta la rienda, termina volteando al jinete" (Renato Cesarini, técnico de River en la década del 60).
"Ningún jugador es tan bueno como todos juntos" (Alfredo Di Stéfano).
"Los jugadores que no se ríen con la cara no se ríen con los pies" (José Barreiro, técnico de San Lorenzo en la década del 60). Como si se la hubiera dicho a Riquelme.
"El fútbol es tan generoso que evitó que Bilardo se dedicara a la medicina" (César Menotti)).
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